En medio de una abrupta desaceleración del
crecimiento, aumenta el riesgo de estanflación
La guerra en
Ucrania provoca una mayor inflación y condiciones financieras más restrictivas
CIUDAD DE
WASHINGTON, 7 de junio de 2022. Como
agravante de los daños provocados por la pandemia de COVID-19, la invasión rusa
a Ucrania ha exacerbado la desaceleración de la economía mundial, que está
entrando en lo que podría convertirse en un período prolongado de escaso
crecimiento y elevada inflación, según el último informe Perspectivas
económicas mundiales elaborado por el Banco Mundial. Este contexto
aumenta el riesgo de estanflación, con consecuencias potencialmente
perjudiciales tanto para las economías de ingreso mediano como para las de
ingreso bajo.
Se prevé que el crecimiento mundial
descienda del 5,7 % en 2021 al 2,9 % en 2022, un porcentaje considerablemente
menor que el 4,1 % que se anticipó en enero. Se
prevé que oscile en torno a ese ritmo durante el período 2023-24, a medida que
la guerra en Ucrania afecte la actividad, la inversión y el comercio en el
corto plazo; la demanda reprimida se disipe, y vayan eliminándose las políticas
monetarias y fiscales acomodaticias. Como resultado de los daños derivados de
la pandemia y la guerra, este año, el nivel de ingreso per cápita de las
economías en desarrollo se ubicará casi un 5 % por debajo de su tendencia
previa a la pandemia.
“La guerra en Ucrania, los confinamientos
en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación
afectan el crecimiento. Para muchos países, será difícil evitar la recesión”,
afirmó el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass. “Los mercados
están expectantes, por lo que es urgente fomentar la producción y evitar las
restricciones comerciales. Se requieren cambios en las políticas fiscales,
monetarias, climáticas y de endeudamiento para contrarrestar la asignación
inadecuada de capital y la desigualdad”.
En el informe Perspectivas
económicas mundiales del mes de junio se presenta la primera
evaluación sistemática de la forma en que las actuales circunstancias
económicas mundiales se comparan con la estanflación de la década de 1970, con
especial énfasis en la forma en que la estanflación podría afectar los mercados
emergentes y las economías en desarrollo. La recuperación de la estanflación
que se registró en los años setenta exigió fuertes aumentos en las tasas de
interés en las principales economías avanzadas, lo que contribuyó en gran
medida a desencadenar una serie de crisis financieras en los mercados
emergentes y las economías en desarrollo.
“Las economías en desarrollo
deberán equilibrar la necesidad de garantizar la sostenibilidad fiscal con la
necesidad de mitigar los efectos de las múltiples crisis en los ciudadanos más
pobres”, señaló Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas
del Banco Mundial. “Comunicar con claridad las decisiones en materia de
política monetaria, aprovechar la credibilidad de los marcos de política
monetaria y proteger la independencia del banco central puede anclar
eficazmente las expectativas inflacionarias y reducir el grado de restricción
monetaria requerida para lograr los efectos deseados sobre la inflación y la
actividad”.
La coyuntura actual se
asemeja a la de la década de 1970 en tres aspectos principales: perturbaciones
continuas del lado de la oferta que favorecen la inflación, precedidas por un
período prolongado de política monetaria altamente acomodaticia en las
principales economías avanzadas; perspectivas de menor crecimiento, y
vulnerabilidades que los mercados emergentes y las economías en desarrollo
afrontan respecto de la aplicación de una política monetaria restrictiva que
será necesaria para poner freno a la inflación.
Sin embargo, el episodio
actual también difiere del que se vivió en los años setenta en múltiples
dimensiones: el dólar es fuerte, lo que refleja un marcado contraste con la
grave debilidad que tenía la divisa en esa década; los porcentajes de aumento
de los precios de los productos básicos son menores, y los balances de las
principales instituciones financieras son en general más sólidos. Lo que es más
importante, a diferencia de los años setenta, los bancos centrales de las
economías avanzadas y muchas economías en desarrollo tienen, en la actualidad,
mandatos claros para la estabilidad de los precios y, durante las últimas tres décadas,
han establecido un historial creíble de cumplimiento de sus metas de inflación.
Se prevé que la inflación
mundial será moderada el próximo año, pero probablemente seguirá estando por
encima de las metas de inflación en muchas economías. En el informe se observa
que, si la inflación continúa siendo elevada, una repetición de la resolución
del anterior episodio de estanflación podría traducirse en una marcada
desaceleración mundial, acompañada de crisis financieras en algunos mercados
emergentes y economías en desarrollo.
En el informe también se
ofrecen nuevas perspectivas acerca de cómo los efectos de la guerra sobre los
mercados de la energía empañan el panorama del crecimiento mundial. La guerra
en Ucrania provocó un alza en los precios en diversos productos básicos
relacionados con la energía. Los precios más altos de la energía reducirán los
ingresos reales, aumentarán los costos de producción, restringirán la situación
financiera y limitarán la política macroeconómica, especialmente en los países importadores
de energía.
Se prevé que el crecimiento
en las economías avanzadas se desacelere drásticamente del 5,1 % en 2021 al
2,6 % en 2022 (1,2 puntos porcentuales por debajo de las proyecciones de
enero). Se prevé que el crecimiento se modere aún más al 2,2 % en 2023, lo que
reflejará en gran medida la retirada del apoyo mediante políticas monetarias y
fiscales proporcionado durante la pandemia.
Entre los mercados emergentes
y las economías en desarrollo, también se prevé una caída del crecimiento del
6,6 % en 2021 al 3,4 % en 2022, muy por debajo del promedio anual del 4,8 %
durante el período comprendido entre 2011 y 2019. Los efectos secundarios
negativos de la guerra neutralizarán considerablemente cualquier estímulo de
corto plazo para algunos exportadores de productos básicos derivado de los
precios de energía más altos. Se revisaron los pronósticos del crecimiento de
2022 en casi el 70 % de los mercados emergentes y las economías en desarrollo,
que incluye la mayoría de los países importadores de productos básicos, así
como cuatro quintos de los países de ingreso bajo.
En el informe se destaca la
necesidad de tomar medidas de política decisivas a nivel nacional y mundial
para evitar que la guerra en Ucrania provoque peores consecuencias para la economía
mundial. Esto incluirá esfuerzos globales para limitar los daños provocados a
quienes se hayan visto afectados por la guerra, amortiguar el impacto del alza
en los precios del petróleo y los alimentos, agilizar el alivio de la deuda y
ampliar la vacunación en los países de ingreso bajo. También implicará contar
con enérgicas respuestas de la oferta a nivel nacional y, a la vez, mantener el
adecuado funcionamiento de los mercados de productos básicos a nivel mundial.
Además, los encargados de
formular las políticas deberán abstenerse de implementar políticas
distorsionadoras, como controles de precios, subvenciones y prohibiciones de
exportación, que podrían acrecentar el reciente aumento en los precios de los
productos básicos. En el contexto complejo de una mayor inflación, un menor
crecimiento, una situación financiera más restrictiva y un limitado espacio
para la política fiscal, los Gobiernos deberán redefinir la prioridad de los
gastos para orientarlos a brindar apoyo específico a las poblaciones vulnerables.
Consulte el sitio
web Perspectivas económicas mundiales.
Perspectivas regionales:
Asia oriental y el Pacífico: según las proyecciones, el crecimiento se desacelerará
al 4,4 % en 2022 y aumentará al 5,2 % en 2023. Para obtener más información,
vea el panorama regional (i).
Europa y Asia central: se prevé que la
economía regional se contraiga en un 2,9 % en 2022 antes de crecer un 1,5 % en
2023. Para obtener más información, vea el panorama regional (i).
América Latina y el Caribe: se pronostica que
el crecimiento se desacelerará al 2,5 % en 2022 y al 1,9 % en 2023. Para
obtener más información, vea el panorama regional.
Oriente Medio y Norte de África: se pronostica que
el crecimiento se acelerará al 5,3 % en 2022 antes de atenuarse hasta el 3,6 %
en 2023. Para obtener más información, vea el panorama regional (i).
Asia meridional: se
pronostica que el crecimiento se desacelerará al 6,8 % en 2022 y al 5,8 % en
2023. Para obtener más información, vea el panorama regional (i).
África subsahariana: según
las previsiones, el crecimiento se moderará al 3,7 % en 2022 y aumentará al
3,8 % en 2023. Para
obtener más información, vea el panorama
regional (i).
Fuente: Banco Mundial. 1. Tasas de crecimiento agregadas calculadas
utilizando las ponderaciones del PIB a precios y tipos de cambio del mercado
promedio de 2010 y 2019. Las tasas de crecimiento agregadas pueden diferir de
las cifras publicadas con anterioridad calculadas utilizando las
ponderaciones del PIB a precios y tipos de cambio del mercado promedio de
2010. No se incluyen los datos correspondientes a Afganistán y Líbano. |
Facebook: facebook.com/bancomundial
Twitter: twitter.com/bancomundial
El Banco Mundial
en YouTube
No hay comentarios:
Publicar un comentario